Amazing Thailand

Buceando con los Gitanos del Mar en KOH TARU TAO

Por Paco Nadal Colaborador

 

Si el paraíso es una playa llena de cocoteros, una luz intensa y casi celestial, una arena fina y dorada y un mar transparente, lo tenían escondido en esta esquina de Tailandia. Eso pienso mientras la barcaza que me trae desde Pakbara, un puerto al sur de Tailandia, en la provincia de Satun, atraca frente a la playa de Koh Lipe, en el archipiélago de Taru Tao.

Taru Tao es una especie de fin del mundo. O de inicio del paraíso, según por el lado que se mire. Un archipiélago de 52 islas en el mar de Andamán, en aguas fronterizas ya con Malaisia, al que apenas llegan viajeros. Fue el primer parque marino nacional de Tailandia, y para hacerse una idea del envoltorio que me rodea basta decir que aquí se grabó la versión norteamericana de “Supervivientes”.

Foto 01 - Playa

Foto: Turismo de Tailandia

Todas las islas menos una están deshabitadas, no hay más que manglares, jungla y serpientes. Sólo en ésta de Koh Lipe a la que acabo de llegar hay una cierta infraestructura turística. Casi toda en pequeñas cabañas de materiales autóctonos, muy integrada en el ambiente, muy en plan Robinson Crusoe.

El archipiélago de Taru Tao es sobre todo un destino para buceadores. Aquí están los mejores arrecifes de coral blando de toda Tailandia. En la topografía submarina del parque nacional hay muchos canales, muchos embudos y los cambios de marea son bastante fuertes. Todo ello provoca fuertes corrientes de las que se alimentan los corales blandos. Por eso que están tan sanos y por eso el fondo marino de Taru Tao es una explosión de color.

Foto 02- Coral

Foto: Turismo de Tailandia

 

Pero no he venido hasta este remoto lugar para ver corales. Voy en busca de algo mucho más interesante y más complejo. Busco a los últimos gitanos del mar.

 

 

 

 

 

Los chao lé son pescadores nómadas originarios de estas costas del Sudeste Asiático que hasta hace bien poco vivían en sus propias embarcaciones, trashumando en busca de sustento. Por eso se les conoce como los gitanos del mar. Algunas familias suelen pasar parte del año por estas isla de Taru Tao y hoy he salido en una long tail, las barcas tradicionales de pesca thai, en busca de ellos.

Foto 03 - Barca

Barcas tradicionales de pesca

 

Los chao lé mantienen aún una cultura ancestral basada en el mar, aunque la mayoría ya no viven en sus barcas, sino en chozas en la costa, y se han sedentarizado bastante. Tradicionalmente han pescado con métodos muy artesanales: construían nasas a modo de jaulas con redes y estructuras de bambú y las colocaban a pulmón en el fondo del mar. Pero su contacto con el exterior les ha traído algunos avances.

 

 

 

 

Ahora llevan un viejo compresor en cada barca y se sumergen con unas simples gafas submarinas por todo equipo y una manguera de goma conectada al aparato de aire comprimido. Así pueden cargar nasas más grandes y a mayores profundidades. También, estar más tiempo bajo el agua trabajando con las artes de pesca.
A media mañana localizo una barca chao lé. Lleva cuatro tripulantes que se están preparando para la faena. Mediante señas les explico que quiero sumergirme con ellos y filmar. Pasan tan olímpicamente de mí que entiendo que en su indiferencia va implícito el permiso.
Y me lanzo al agua con mi equipo de buceo autónomo, cargado de todo tipo de tecnologías: computador, profundímetro, costosos reguladores, traje de neopreno, botella de aire comprimid para comprobar que ellos llegan más profundo que yo y aguantan más tiempo …. ¡en pantalón vaquero!

 

Los chaol lé no usan aletas, ni neopreno, ni profundímetro. No saben lo que es la descompresión, ni los accidentes vasculares por microburbujas ni por supuesto las leyes de la presión de los gases. Se sumergen cuatro, cinco, ocho, hasta veinte veces al día, a profundidades de hasta 30 o 40 metros. Caminan por el fondo del mar, amarrados a una cuerda y con el tubo por el que les llega el aire metido dentro de las gafas.

Foto 05 - Jaulas submarinas

A través del visor de mi cámara submarina veo cómo van colocando una a una las jaulas -¡caminando por el fondo arenoso!-, lastrándolas con piedras y trozos de coral que encuentran a mano.
Pocos días después volverán a por ellas con un increíble sentido de la orientación. Si ha habido suerte, varias docenas de ejemplares esperarán vivos en esta cárcel de bambú: pargos, caballas, bonitos del indo-pacífico y coloridos peces de arrecife. Una vez localizada la nasa, retirarán las piedras del lastre y la izarán a la pequeña barca de madera.

 

 

Foto 06 - Jaula

Los gitanos del mar practican una pesca sostenible. Solo extraen lo que necesitan para el autoconsumo. Pero su estilo de vida está amenazado por la sobrepesca a la que están sometidas estas costas del mar de Andamán. Llevan 4.000 años vagando por estas aguas con sus barcas de madera y sus jaulas de bambú.

 

Pero nadie sabe si sobrevivirán otros 50.