La carretera que conecta Chiang Mai con San Kamphaeng, en el norte de Tailandia, está marcada en los mapas como la Autopista 1006, pero en realidad se la conoce como la Autopista de la Artesanía. Y este nombre popular se debe a que todo su trayecto está repleto de artesanos, pequeñas tiendas, showrooms y factorías donde se puede ver tanto el proceso de manufacturado como los productos acabados.
Estos productos incluyen seda y trabajos en plata, laca, cerámica, sombrillas y abanicos entre otros y el recorrido por la autopista es una de las más interesantes actividades para realizar en el maravilloso norte. Ofrece la posibilidad no solo de conocer gente local sino también de aprender sobre las técnicas tradicionales de este tipo de artesanías, así como llevarse un bonito recuerdo a casa.
¿Qué más se puede adquirir en la carretera de los artesanos? Trabajos en madera, bolsos-joya esmaltados con niello; todo tipo de objetos de decoración elaborados en bambú y otros materiales naturales; joyería en oro y plata… Bienvenidos a la carretera de los artesanos…
Comienza el recorrido…
Primera Parada: Trabajo de la Seda
¿Quién en su infancia no ha tenido gusanos de seda? Pues bien, en este proceso se ven distintas etapas de crecimiento, el método de recogida de la seda del capullo (cada capullo produce alrededor de 300 metros de seda cruda, algo asombroso viendo el tamaño de los mismos), el giro del capullo al hilo, el proceso de teñido y el intensivo trabajo de tejer la tela simple y darle forma en los anticuados a la vez que complicados de utilizar telares de madera. Lo más fascinante es el concepto de que cada tela de seda es única y no pueden ser reproducidas a través de medios industriales. En contraste, la seda artificial tejida a máquina significa que cada parte del tejido es idéntico y tiene el mismo color mientras que la seda tailandesa hecha a mano tiene un brillo especial y cada pieza es única. Ropa, colchas, fundas de cojines, pañuelos y bolsos decorados con detalles de seda tailandesa, serán el primer contacto de esta carretera de tradiciones.
Segunda Parada: El brillo de la Plata
Ver cómo los artesanos de la plata desempeñan su trabajo es una imagen embriagadora: la experiencia comienza entrando en sus casas para contemplar el horno al rojo vivo preparado para introducir el metal y después fundirlo a altas temperaturas hasta que esté en el punto adecuado (se aprecia en la mezcla una especie de espejo en movimiento) e introducirlo en una lingotera para que, al instante, quede endurecido. En ese momento, los plateros empuñan sus martillos con fuerza y le dan la forma deseada con el fin de poder tallarlos, pulirlos y darles brillo después.
Detrás de estas casas-taller se puede encontrar una amplia variedad de artículos en plata para adquirir, desde una convencional cubertería hasta los famosos cuencos grabados con los personajes de la Ramakien, la versión tailandesa de la epopeya india Ramayana. La mayoría de la plata utilizada por los maestros en la producción de estos objetos es de una calidad extremadamente alta y, en algunos casos, es 100% puro. Ellos estarán encantados de ser ayudados en esta difícil y apasionante tarea, y así el viajero aprenderá un poquito de esta curiosa labor.
Tercera Parada: La ligereza de la Laca
Si no se quiere volver con la maleta demasiado cargada, la mejor opción será adquirir objetos de laca que son más ligeros. La fabricación de artículos en laca es un proceso que requiere una infinita paciencia. Empiezan haciendo un cuidado marco de tiras de bambú en el que se aplican varias capas de laca, cada una de las cuales debe dejarse secar una semana, para después pulirlo con tremendo cuidado y aplicarle una interesante combinación de ceniza y arcilla. Tradicionalmente los colores más utilizados por los artesanos son el negro y oro, ya que inspiran prestigio y buena suerte respectivamente. Aunque cada vez son más los maestros que se atreven con colores vivos.
Tener que decidir entre sus preciosas bandejas lacadas, sus elefantes sagrados, los cuencos tallados con detalles birmanos (reflejo de la influencia en la mezcla de culturas de siglos pasados) o un bonito jarrón tailandés será una tarea difícil para el visitante. Sin olvidar las cajas de joyería, que es el producto más común de encontrar en esta parada del camino.
Cuarta Parada: Dando forma a la Cerámica
En los numerosos talleres de cerámica a lo largo de la Autopista de la Artesanía se puede observar cómo los alfareros mezclan con ímpetu la arcilla en una amasadora, siendo recibida por el torno para darle su forma perfecta. La cerámica, al ser más frágil que la laca, a la hora del transporte, siempre es menos solicitada pero no por eso deja de ser una indispensable visita. Desde la antigüedad hay objetos realizados con Celadon, una curiosa arcilla que está agrietada intencionalmente para dar una impresión mística y natural bajo el barniz final, con un acabado en un color verde pálido. Los alfareros deben dejarlo enfriar rápidamente tras la cocción a 1250º lo que hace que comience a agrietarse, por lo que cada artículo será único, no habrá uno igual a otro.
El esmalte ceniza que se aplica al Celadon imita el color del jade y del árbol Overcus Belutina, el cual solo se puede encontrar en zonas densamente boscosas del norte de Tailandia.
Quinta Parada: La Aldea de Bo Sang y sus coloridas sombrillas
Independientemente de las casas-talleres dedicadas a todo tipo de artesanías tradicionales que se encuentran en este camino, la carretera también conduce a la aldea de Bo Sang, donde da la impresión de que todos los habitantes están involucrados en la realización de sombrillas y abanicos. Las sombrillas están fabricadas a mano con seda y papel de morera y decoradas con bellos motivos florales pintados en colores deslumbrantes. Algunos talleres muestran sus habilidades mediante la exposición de sombrillas gigantes, de hasta cinco metros de diámetro, delante de sus comercios. Al igual que con la mayoría de las artesanías locales, sólo productos naturales se utilizan en la fabricación de estas sombrillas. Están compuestas por un mango y unos radios de madera y bambú sobre los que se apoya una tapa hecha de «sa» (papel de morera). La pintura da a los artistas la oportunidad de deslumbrar a los visitantes mediante la producción de retratos intrincados de pájaros o flores en cuestión de segundos. Incluso es posible que puedan “customizar” unos pantalones o una camiseta con un diseño personal por un módico precio.
A través de esta aventura se observará la amplia gama de artesanías en el norte de Tailandia y la clara influencia de sus ancestros que todavía hoy, sus maestros artesanos, luchan por mantener, demostrando que es compatible con la modernidad de la vida en la actualidad. Chiang Mai demuestra que se puede modernizar a un ritmo rápido, pero sus maestros artesanos mantienen viva la sabiduría tradicional en las colinas del norte de Tailandia.
Cómo podemos llegar hasta aquí…
En songthaews (pequeños camiones que transportan pasajeros) que salen regularmente desde Chiang Mai a San Kamphaeng por el camino Praisanee pasando por Market Warorot o alquilando un coche o una moto, con o sin conductor, por medio día y explorar la Autopista de la Artesanía al ritmo que se quiera…
Copyright 2015 BLUEROOM - Todos los derechos reservados - Aviso Legal - Politica de privacidad