Amazing Thailand

Mirando al mar, soñé… que estaba en Railay

El mar de Andamán mira a la postal de Tailandia. Esa es la península de Railay, un paraíso que no deben perderse los que elijan el sur del “País de la Sonrisa” como el todo o la parte de su viaje. Ahora que el frío es protagonista y mientras Papá Noel y los Reyes compiten por traer los mejores regalos, desde el blog de Turismo de Tailandia os entregamos uno, que es efímero porque forma parte del recuerdo, pero eterno porque queda en el corazón. Solo basta abrir y cerrar los ojos para trasladarse a este bello rincón tropical.

 

 

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En nuestra mochila de viaje se guardan los marrones, verdes y azules que colorean este cuadro de cuento que comienza en el muelle Nam Pao Pier, el punto de partida. Porque a la península de Railay solamente se accede por mar y en barco debido a los altos acantilados de piedra caliza que rodean este paraíso. Un trozo de tierra que se gana al mar y que está delimitado por cuatro playas: la bellísima Pranang, la idílica Railay Oeste, la dinámica Railay Este y Tonsai, esta última especialmente dirigida a los amantes de la escalada.

 

 

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Situada en la provincia de Krabi entre la ciudad de Krabi y Ao Nang, lo primero que siente uno al subir al bote es la emoción de saber que va a ver uno de los sitios más bonitos de Tailandia, una de sus postales. Con un servicio de traslado en barco propio, el resort Bhu Nga Thani nos espera al otro lado del telón.

 

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Pienso que el impresionismo calcaría la escena ante nuestros ojos con gotitas de color azul y marrón, mientras que los pintores más modernos solo destacarían un color: un azul denso en el lienzo, entre el cielo y el suelo. Con la emoción de los colegiales en su primer día de escuela, desembarcamos y nos dirigimos a nuestro hotel en Krabi, uno de los hotelazos de la costa este de la península de Railay.

 

Nuestra casa durante los tres días en la playa, se caracteriza por un cuidado al detalle que roza la perfección. Una imagen vale mil palabras:

 

 

Copyright Bhu Nga Thani

Copyright Bhu Nga Thani

 

 

Su oferta de alojamiento brinda un total de 60 habitaciones y villas con piscina con cinco categorías distribuidas entre Deluxe Room, Deluxe Elegant Room y Deluxe Grand Room junto con las Pool Villas y la villa presidencial con piscina y dos habitaciones, lujo en su máxima expresión. Sin más.

 

 

Copyright Bhu Nga Thani

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Su restaurante con vistas al mar propone una cocina internacional y thai en su punto (en la sencillez está el gusto, pero también el lujo) y un spa que será el rincón ideal para relajarse aún más. La piscina del hotel, junto a la recepción, tiene un bar que será la envidia de todos cuando se muestre la foto sentado en medio del agua sujetando el cóctel margarita y sonriendo a la cámara… ¡es un sueño que se puede hacer realidad!

 

 

Copyright Bhu Nga Thani

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Pero si por algo destaca este viaje es por su variada oferta de ocio y actividades. Aunque a primera vista se piense en “playa” y en lo poco que aguantará el contrario viendo olas y arena (a pesar de la postal), la bahía de Railay es un foco cuyo movimiento se extiende por onda expansiva y contagia entre todos las ganas de descubrir; descubrir el deporte, por ejemplo, como la escalada, el buceo o el snorkel. Escalar hasta el lago (el denominado lagoon que aparece en todos los mapas) y contemplar la vista panorámica es una experiencia que merece la pena. Eso sí, se recomienda tener un mínimo de forma física y ¡cuidado con los monos! Las cuevas, como Pranang Cave y Pranangnai Cave, que custodian la península por ambos costados, son los otros dos atractivos de la zona.

 

 

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Descubrir y disfrutar de los paseos en barco mientras el agua y el aire golpean la cara (de nuevo, ¡no estás soñando!); descubrir su paseo marítimo y su hilera de bares, tiendas y restaurantes con una oferta culinaria internacional y thai, y todos ellos con un rasgo común: la foto del Rey, la Reina o toda la Familia Real. Aquí no se cumple el algoritmo que concluye que la exposición de imágenes del Rey es inversamente proporcional a lo largo que lleve el pelo el dueño del garito.

 

 

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Las islas de Tup, Chicken y Poda son otro cantar. Quizá por la experiencia de pisar su arena, dejando nuestras huellas, mirando al mar a un lado y a su frondosa vegetación a otro, observando los long tail boat aparcados y mecidos por el vaivén rítmico de las olas del mar, que cobran protagonismo a cada golpe de vista…

 

 

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A pesar de las horas tempraneras que requiere la organización de la excursión, no hay que perdérsela. Cualquier instantánea aquí es la postal de Tailandia. Y tú estás en ella. ¡Sigue soñando!

 

 

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Excepto las indicadas como Copyright, todas las fotos pertenecen a SAS.